Este 8 de marzo y cada día, ¡feminismo y consumo crítico!

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que nos invita a reflexionar sobre las persistentes desigualdades que enfrentan las mujeres en el mundo.

Este 2025, en un panorama de creciente inseguridad y crisis acumuladas que genera cada vez más desconfianza en la democracia y reduce la participación cívica, la ONU nos invita a conmemorarlo bajo el lema Para las mujeres y niñas en TODA su diversidad: Derechos, igualdad y empoderamiento”.

La desigualdad de género es una realidad a escala global, y el el 8 de marzo es más que una fecha conmemorativa: es una jornada de reivindicación y reflexión imprescindible.

Este 8M, queremos invitarte a reflexionar desde un lugar quizás algo distinto al habitual.

¿Qué te parecería tirar del hilo que nos une a miles de mujeres trabajadoras en muy distintos rincones del planeta alejados del nuestro pero con las que estamos en contacto día a día de una forma en la que quizás
no somos conscientes

A lo mejor desde ahí podemos también revisar ciertas actitudes y elecciones cotidianas que darán impulso y una perspectiva más amplia a nuestras reivindicaciones. 

¿Merchandising feminista hecho por mujeres explotadas? No, gracias.

Imagen sobre purplewashing extraída del informe "Moda Basura" elaborado por Carro de Combate con la colaboración de Campaña Ropa Limpia y SETEM

Vamos a empezar por el hilo del que están hechas muchas de las prendas con mensajes feministas* que veremos en las manifestaciones del Día de la Mujer en nuestras ciudades.

¿Te has parado a pensar que la inmensa mayoría seguramente estén elaboradas por mujeres explotadas en fábricas de grandes multinacionales? 

Paradójico, ¿no crees?

Las grandes marcas llevan años subiéndose al carro del feminismo como tendencia comercial. Bolsas, camisetas, sudaderas… con mensajes como "Girl Power" o "We Can Do It" inundan las tiendas en fechas señaladas como el 8 de marzo… ¡y todo el año!.

Con sus mensajes empoderadores y reivindicativos pretenden hacerse con nuevos nichos de mercado y dar una imagen comprometida con los derechos de las mujeres que muy lejana a la realidad: porque claramente lo último que les interesa es respetar a las mujeres de sus cadenas de producción, o garantizar un salario digno, como bien nos recordaba el Informe “Moda Basura” de Carro de Combate.

(*muchas de las prendas con mensajes feministas... y ¡de las prendas de ropa que se confeccionan en el mundo! Si conoces nuestro trabajo coordinando la Campaña Ropa Limpia, en defensa de los derechos de las trabajadoras de la industria textil, sabes bien de lo que te hablamos...)

El hilo que nos une a las reivindicaciones del 8 de marzo.

No es casual que hayamos querido empezar hablando de las mujeres que están detrás de la ropa que vestimos:  ¿Sabías que el 8M tiene sus raíces en la lucha de las mujeres trabajadoras textiles por sus derechos?

Pues sí: fue ese día de 1857 cuando cientos de obreras textiles recorrieron las calles de los barrios ricos de Nueva York exigiendo mejores salarios y condiciones laborales dignas.

Décadas después, también en marzo de 1908, 15.000 obreras se declararon en huelga y se manifestaron bajo el lema "Pan y Rosas", reclamando una jornada laboral justa, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil.

Y en 1911, la tragedia de Triangle Shirtwaist, fábrica de camisas de Nueva York, marcó un punto de inflexión: 146 personas, en su mayoría jóvenes inmigrantes, murieron atrapadas en un incendio debido a la falta de medidas de seguridad. Estas tragedias impulsaron reformas laborales y siguen siendo un recordatorio de la lucha por la justicia y la igualdad.

Estarás de acuerdo con nosotras en que el feminismo no puede acabar siendo un eslogan impreso en una camiseta barata. Si queremos un verdadero cambio, debemos mirar más allá de frases llamativas y preguntarnos: 

¿Quién hizo mi ropa?, ¿en qué condiciones?, ¿estoy apoyando la causa feminista con mi compra o, por el contrario, contribuyo a perpetuar la explotación de otras mujeres? 

Feminismo y consumo crítico.

Apoyar la lucha feminista claramente no se limita a revisar nuestras elecciones de consumo, ¡por supuesto que no!. La educación, el activismo, el apoyo a organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres,  la promoción de políticas públicas que garanticen la igualdad de oportunidades… son necesarios para avanzar hacia una sociedad más justa, respetuosa e igualitaria.

Pero no podemos olvidar que nuestras decisiones cotidianas de compra son una herramienta más dentro de un conjunto de acciones que pueden tener un impacto positivo en la vida de muchas mujeres… (o, por el contrario, contribuir a perpetuar situaciones injustas).

También es fundamental que no nos olvidemos de que existe una relación entre el modelo de producción y consumo convencional y las violencias machistas. Nuestras compañeras de SETEM en Euskadi de esto saben mucho, pues llevan tiempo trabajando en este terreno. Si te interesa ahondar en estos temas, echa un vistazo a su investigación "¿Consumimos violencia?" y al documental "Fabricando Mujeres" desde este enlace.

Este 8 de marzo tenemos en nuestra mano la posibilidad de hacer que nuestras acciones hablen más fuerte que cualquier eslogan. Y una de las maneras de hacerlo en nuestro día a día es eligiendo conscientemente alternativas que impulsen y apoyen el trabajo de mujeres emprendedoras, artesanas, agricultoras… ¡como el Comercio Justo!

El Comercio Justo: una herramienta de empoderamiento

El Comercio Justo es una alternativa real y concreta que pone en el centro a las personas y el respeto por sus derechos.

En el Comercio Justo, las mujeres son protagonistas esenciales: agricultoras, artesanas, costureras y emprendedoras que, a través de su trabajo, luchan por una vida digna para ellas y sus comunidades. Mujeres que trabajan la tierra, generan ideas y proponen; mujeres que van accediendo a espacios de decisión dentro de sus cooperativas y comunidades y que son transmisoras de tradición y cultura.

Al elegir productos de Comercio Justo, ya sea café, cacao, cosmética natural, ropa o artesanía, contribuyes a generar oportunidades reales para ellas, asegurando que reciban un salario digno, trabajen en condiciones seguras, puedan conciliar su vida personal con su trabajo y garantizar a sus familias acceso a educación y sanidad…

El Comercio Justo demuestra que hay alternativas. Nos da la posibilidad de elegir productos que respeten la dignidad de las trabajadoras y cuiden el medioambiente.

Mujeres y Comercio Justo. ¡Inspiración a raudales!

No hay nada que nos guste más que compartir historias de mujeres productoras de organizaciones de Comercio Justo. Aquí te dejamos unas cuantas que nos resultan especialmente  inspiradoras.

Las mujeres de “Tierra Madre”: caficultoras de Nicaragua y Uganda dueñas de sus tierras y de sus vidas.

Las mujeres de “Targanine”: productoras de aceite de argán que rompen esquemas en Marruecos.

Las mujeres de Creative Handicrafts, en Bombay. Sus historias son ejemplo de un empoderamiento tridimensional y además.. ¿sabes que elaboran un montón de productos -bolsas, totebags, mochilas, neceseres, monederos...- estupendos para utilizar como merchandising de Comercio Justo

Y para que sean ellas quienes te lo cuenten de primera mano, aquí tienes este vídeo elaborado por Equimercado en el que puedes conocer a las mujeres que cultivan quinua en Ecuador según los principios de Comercio Justo.

Si te quedas con ganas de más, sigue buceando por nuestro blog “Ponle cara” y encontrarás más artículos sobre organizaciones de Comercio Justo en las que las mujeres han logrado transformar sus vidas gracias a este modelo.

Elegir con conciencia es un acto de sororidad y resistencia. ¿Te sumas?

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